lunes, 1 de febrero de 2021

¡Una de Smelly Beasts!

 

Los "Pókimons" ingleses, dirían los ñeros.

Antes de empezar, una obvia explicación.

Smelly Beasts es una marca de juguetes extranjeros para aromatizar los automóviles. Para ser exactos, de principios de los 2000.

Deben su existencia al hype de los Pokémon que dejó poderosos efectos desde finales de los 90s. Vienen a ser criaturas fusionadas con olor a fruta o a despojo humano, según su personalidad.

Tu "compa" el moto chorro olería a mierda, y tu crush a Adela solanácea, por lo escorias que son esas 2 bestias.

Aquí en México llegaron con el mote de "Olorocos", y también, bajo normas latinas, se cambiaron el nombre para evitar ser ligados con pequeños incidentes políticos que los ligarían al argumento definitivo para celebrar posteriormente el Brexit.

Total, es la explicación más breve y nutrida que pude dar. Ahora sí, a la historia.

Me compré una caja de Smelly Beasts


Era el año 2010.

Mis problemas económicos estaban por empezar y...yo no era un tipo muy cuidadoso con mi pasta. Todo despilfarraba, y en cosas meramente inútiles, debo decir.

Ese día estaba descansando sobre mi abultado sofá marrón, viendo videos flash de Sonic Paradox en la computadora y degustando unas galletas Emperador de vainilla. Cuando, repentinamente, entra Pedro a darme las buenas tardes con una caja en mano.

¿Cómo fue que la obtuvo?, ¡simple!, el mensajero la traía desde California, mi tierra natal.

Mi colega logró ubicar mi identificación oficial y la usó para engañar al repartidor (supongo que este último estaba borracho, ya que Pedro es indudablemente oscuro, tanto que comparado con él, soy un fantasma).

El paquete viene de Roman, un contacto estadounidense que suele comprar productos de forma azarosa en Amazon, y luego los revende. Aunque para mi, los productos son gratuitos y a pedido (cuestiones sociales).

Lo abro cutter en mano y contemplo su interior. En esta ocasión...el producto viene consecutivo:

La misma estatuilla de una planta exótica color verde bélico se asoma por todas partes.


¡CARAJO,ROMAN!, ¡REPETIDOS NO!

Tenía como 12 figurillas del mismo personaje como contenido, todas con una carta descriptiva e instrucciones de "cómo capturar".

La primera llegó al tablero de mi auto, en aquel entonces, un Mustang 99.

Otra llegó a la casa de muñecas de mis hermanas, tomando su jacuzzi con barbies, bratz y muñecas de animé.

Unas 9 llegaron a ocultarse como una reserva. Pero, una de las que antes fueron 10, fue tomada por Pedro. Este la colocó encima de su computadora y se dispuso a hablar por MSN con algunos amigos.

Unos meses después, más exactamente, en fechas decembrinas, estábamos celebrando una parrillada en su casa. Cabe mencionar que Pedro tiene un amigo llamado Nicolás, un tipo perdido en su propio mundo; filosófico y excéntrico.

Nico había traído (oculta dentro de una mochila de princesas Disney y envuelta en periódico) una pipa casera, hecha con arcilla especial y depósitos para algunos ingredientes esenciales.

Total que el tipo se metió con unos 3 invitados a la sala, y no salieron por un buen rato.

Después de un lapso de tiempo, Brenda, una de los presentes afuera, delató un aroma a flor dulce, plástico quemado y un toque bastante cálido e invasivo. Pedro, temiendo que Nicolás se estuviese "moneando" en su sala, entró a toda prisa sólo para presenciar una escena irrisoria.

Ahí estaba Nico, con la pipa en mano y... el muñeco en un orificio.

Cuando lograron arrebatárselo, encontraron solamente el rabo intacto y el resto del cuerpo convertido en un fósforo usado.

Dramatización de la apariencia de la figura.



Ese fue el final de aquella pobre y desgraciada figura de Smelly Beasts.

Desde entonces, Pedro no paró de recibir ofertas de parte del círculo de "amigos personales" de Nico para conseguirles una caja de ese juguete.

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